Fecha: 2018-11-12 01:00:15


Dante Sica, cabeza del Ministerio de la Abundancia


Apenas asumió, te lo advertí, nada bueno podía salir de él.

Pasaron los meses, y las declaraciones y políticas sugeridas y aplicadas ya me están dando la derecha. 

En concreto, desde dicho organismo han salido dos propuestas ultra-polémicas, dignas del Ministerio de la Abundancia orwelliano: 

1) El bono compulsivo de fin de año: Se obligará a las empresas privadas a entregar el equivalente a $5.000 a sus empleados a fin de año, que podrá pagarse en 2 cuotas de $2.500 y/o de otra manera si la empresa o rubro se encuentra en crisis. Sería un pago no remunerativo. 

2) Cepo a los despidos: Hasta el 31 de marzo, antes de disponer despidos sin justa causa los empleadores deberán comunicar la decisión al Ministerio de Producción y Trabajo con una anticipación no menor a diez días hábiles.


Antes de avanzar, quiero aclarar algunas cosas: obviamente no estoy en contra de que se intente mejorar la vida del trabajador, y de que se intente evitar ocurran despidos, pero esta no es la forma. 

Tal como bien dijo Milton Friedman, a las políticas no hay que juzgarlas por sus intenciones, sino por sus resultados. Y te lo anticipo, esto, de aplicarse, no puede generar más que resultados paupérrimos. 

Volviendo un poco, me parece oportuno destacar que ambas medidas propuestas son netamente socialistas. Básicamente, son paliativos que intentan disfrazar y/o emparchar las consecuencias de una crisis. Crisis que, de hecho, ha generado el mismísimo Estado. Para ponerlo más claro: el Estado ha agujereado la “pelopincho”, y luego obliga a emparchar los agujeros con cinta de papel a un tercero, a costo del tercero. 

Ya sabemos cómo termina esto, no hace falta aclararlo. 

Lo que sí me parece pertinente mencionar es lo siguiente: en un contexto donde la actividad económica está en caída libre, el uso de la capacidad instalada de la industria está en mínimos desde la salida de la convertibilidad, y -sobre todo- la producción industrial está en el subsuelo (el último dato del EMI muestra una caída del 11,5% en septiembre, la peor en 9 años) obligar a las empresas a pagar un bono y a no poder o hacer difícil el proceso de despedir gente me parece un delirio. 

Ningún empresario disfruta despedir gente. 

Generalmente, de hecho, es una medida que el empresario toma como algo de última instancia. 

Así, la no posibilidad de despedir gente, sumado a este nuevo peso del bono de fin de año, en un contexto donde incluso está en duda la capacidad de pagar los aguinaldos en algunos sectores, me parece un sinsentido. 

Para resumirlo: el Ministro de la Abundancia, Dante Sica, está empujando a las empresas a su quiebra. 

Dada la tendencia, seguramente cuando lo hagan, les ofrecerá un bail-out o rescate, para hacer al asunto todavía más comunista. 

Fuente: Contraeconomía