EXTINCIÓN DE DOMINIO. Un mamarracho que pretende acabar con la burguesía local en beneficio del capi

OR DÉBORA MABAIRES

El presidente está dando una conferencia de prensa en la que anuncia con bombos y platillos otro Decreto de Necesidad y Urgencia que es manifiestamente ilegal. El de la extinción de dominio.

El anuncio viene con frases grandilocuentes sobre la corrupción y frases doñarrosescas como “el que las hace, las paga”. Pero en la vida real, ese decreto está condenado a ser frenado judicialmente por inconstitucionalidad.

Entonces, uno se pregunta… ¿Para qué lo anuncia?

¿Es por un tema electoral?

En parte …

Pero el trasfondo es más macabro.

La causa trucha de las fotocopias de los supuestos cuadernos que nadie vio, involucra a casi todos los grandes empresarios nacionales.

Desde un principio, el impresentable juez Claudio Bonadío y el amigo de Macri y de Rafa Di Zeo, el fiscal Carlos Stornelli, vienen haciendo malabares con las actuaciones a fin de poder extorsionar a los empresarios. Probaron de todo. Desde meterlos presos en las mazmorras de Comodoro Py durante todo un fin de semana largo en pleno invierno, hasta amenazarlos con encarcelar a los hijos, pasando por allanamientos violentos a sus propiedades.

De aplicarse la “extinción de dominio” contra el procesamiento por corrupción y no por sentencia firme, como corresponde, les arrebatarían las empresas.

Como probablemente esto traerá una catarata de cautelares, quedará en “no innovar”, es decir, la empresa seguirá perteneciendo al empresario, pero… el estado queda a cargo hasta que se defina la cuestión de fondo judicialmente.

De este modo, pueden fundirla, por ejemplo, como están haciendo con los activos del grupo INDALO.

El gobierno de los CEOS entregan en bandeja de plata a la burguesía nacional a los buitres.

¿Hay forma de frenar esto?

Sí, claro.

Los diputados y senadores deben DEROGAR el DNU. Si no lo hacen, serán cómplices de haber entregado el país y todo su aparato productivo al extranjero.

De nada servirá tener el gobierno si no queda nada que gobernar.