Fecha: 2019-06-24 04:14:54


No se puede vivir corriendo el arco


Hace exactamente 2 años, una horda de aplaudidores celebraba el bull market (auge) macrista. Nos encontrábamos a mediados de 2017, con la economía recuperándose con algún vigor del cimbronazo de 2016.

Recuerdo tuve muchos intercambios con numerosas personas, de todos los ámbitos. Las mismas habían comprado el “starter pack macrista” (kit de inicio). Con esto me refiero a la hipótesis de los brotes verdes y el crecimiento sostenido del 3% a partir de aquel “glorioso” 2017; también a la inflación de un dígito para 2019, gracias a la virtuosa mano de “Sturze”, y otros sinsentidos en lo que respecta a expectativas en cuanto al horizonte macroeconómico.

Bueno…la realidad ha llegado. 2 años más tarde, el optimismo solo se resume a intentar ganar una elección con alguna jugada política camaleónica, como la de Pichetto. 

O sea, además de que es un objetivo totalmente desdibujado, se daría incluso solo luego de haber traicionado el propio leitmotiv de la coalición, ya que (no sé si recuerdan) la misma solía llamarse “Cambiemos”. 


Brotes podridos: desempleo en 2 dígitos
He escrito esta breve introducción, porque me parecía necesario intentar situarnos en tiempo y espacio para el tema central de la nota: tras un poco menos de una década y media, hemos vuelto a tener una tasa de desempleo de 2 dígitos.

Concretamente, INDEC dio a conocer los datos correspondientes al primer trimestre de 2019.

Los mismos son previsiblemente aterradores.

Yendo al grano: la tasa de desempleo alcanzó el 10,1%, lo que representa un salto de 1 punto porcentual con respecto al registro de 2018. Un salto notable.

Como consecuencia, el flagelo del desempleo ya alcanza a casi 2 millones de personas en nuestro querido país.

La zona más afectada es GBA, con una tasa de desempleo del 11,1%.

Cabe mencionar que esta es una cifra que no veíamos desde el 3er trimestre de 2006. O sea, desde hace mucho tiempo. Por aquel entonces, todavía ni siquiera existía el Iphone. 

Todo dicho.

Pero esto no es todo…

A mi juicio, lo más preocupante, es la tremenda escalada del subempleo.

¿Qué es el subempleo? Son las changas, trabajos no formales, de pocas “hs hombre” (menores a 35hs, para ser exacto).

Básicamente, en gran medida, es desempleo encubierto, ya que es gente a la que le gustaría tener un empleo formal de mayor carga horaria (y salarial, también -obvio-), pero que simplemente no puede encontrar uno. 

Habiendo entendido esto, déjame informarte la cifra: la tasa de subempleo creció desde 9,8% hasta 11,8% en tan solo un año. O sea, ya existen 2.2 millones de personas que quieren trabajar más y no pueden.

Algo escandaloso, por donde se lo mire. 



O sea, sumando ambos grupos previamente descriptos, lo cierto es que en Argentina tenemos unas casi 4.2 millones de personas (9% de la población total) que:
a) O bien quieren trabajar y no pueden;

b) O, para el grupo de los “no tan desafortunados” -que al menos pueden trabajar algo-, lo cierto es que, por causas externas, no pueden hacerlo todo lo que les gustaría.Esto es altamente alarmante, ya que es un número muy relevante, que representa aproximadamente el 20% de la población económicamente activa (PEA).

En criollo: un 20% de la fuerza laboral bruta de nuestro país está out o parcialmente out del mercado laboral, lo que da cuenta de la pésima condición económica en la que nos encontramos. 


El limbo de la actividad económica
Luego de haber hablado brevemente de los aterradores datos de empleo, correspondientes al 1er trimestre 2019, lo cierto es que para muchos imagino deben estar apareciendo algunos signos de interrogación a esta altura.

¿Va a haber recuperación? ¿Cuándo se daría? 

Para responder a eso, sugiero revisar los últimos datos de actividad económica. 
1) El dato del PIB del 1er trimestre 2019 fue pésimo: mostró una caída interanual del 5,8%. No hace falta agregar demasiado.

2) Con respecto al último dato del EMAE (Estimador mensual de actividad económica, que es una especie de zoom con respecto al PIB) correspondiente al mes de marzo, se registró un recorte del 6,8% interanual. Un muy mal registro. 
Pero lo más preocupante -de nuevo- no fue eso. Sino el hecho de que dicho dato implicaba una contracción incluso cuando se comparaba contra el registro desestacionalizado del mes anterior. O sea, de febrero.Por último, para salir un poco de la coyuntura de corto plazo, y tener mayor noción de lo que viene hacia adelante, lo cierto es que incluso aunque todo saliera bien, la tasa de inversión -que ya era bajísima en los últimos años-, se ha desplomado a un ritmo de dos dígitos en el último tiempo. 

Como consecuencia de todo lo anterior, creo que resulta cuasi imposible pensar una recuperación seria. 


Reflexiones finales
Como hemos visto de manera muy breve, la realidad en Peronia está realmente difícil, y parecería no tener chance alguna de mejorar. Al menos por un tiempo.

Los análisis más básicos ya dan cuenta de esto.

Así y todo, nada termina de tirar abajo a los optimistas seriales. Personalmente, creo que incluso aunque caigan 20 bombas nucleares sobre territorio argentino, aun así, encontrarían motivos para seguir siendo optimistas.

Es que no son solo optimistas, sino que son creativamente optimistas

Con su creatividad intentan sortear la disonancia cognitiva que implica para ellos el hecho de ver una realidad poco feliz. Una realidad indeseada. 

Pero al ignorar los hechos reales y hacer lecturas distorsionadas que no tienen correlato con lo que realmente ocurre, luego cuando transcurre el tiempo, no quedan haciendo más que el ridículo, ya que, para el que está atento, queda muy en evidencia la venta de humo al por mayor.

Por ejemplo, ya estamos viendo como hay gente que, incluso con un prestigioso Phd y trayectoria en su haber, está pronosticando una inflación del 1% mensual para fin de año.

Yo creo que eso es posible. El asunto es que no sería sostenible. 

Y aquí yace la mayor irresponsabilidad de un letrado como este señor.

O sea, incluso aunque se de ese “escenario bueno” que pronostica, el mismo sería tremendamente artificial, ya que estaría apalancado sobre un insostenible y perverso leverage de LELIQ. Y esta parte no te la cuenta.

Así, de darse eso, sería una desaceleración transitoria de la inflación, para luego rebotar, ya que estaría sostenida por un cúmulo de pasivos explosivos.

De esta manera, para ir redondeando: creo que queda claro lo que ha pasado con los brotes verdes. Hoy son puros brotes podridos, y parece permanecerán así por tiempo indeterminado.

Tanto el macrismo como el periodismo se han encargado, con su intento de capturar algo de optimismo del aire, de corrernos el arco constantemente, para tener una zanahoria adelante que al menos haga que no veamos todo tan sombrío.

Tal como bien retrató Ayn Rand en el famoso “El Manantial”, los colectivistas (Macri y cía) generalmente no se interesan en entender y describir la realidad de manera precisa, sino más bien hablar y comunicar cosas en función de lo que creen que resulta “socialmente aceptable” o deseable.

Yo creo que ese mindset es parte del problema.

Como todos saben, el “paso 0” para cambiar en serio es reconocer el problema. Y este mindset creativamente optimista es un claro obstáculo para ello.

El propio Nietzsche sugería “abrazar el dolor” y utilizar el impulso del descontento para realmente modificar la indeseada realidad.

Es un camino duro, pero necesario.

Ahora, cuando veas que alguno de estos personajes te esté intentando “correr el arco” nuevamente prometiéndote otro nuevo oasis en el horizonte, acordate de esto.

¡Ah! No sé si notaron, pero el desempleo se ubica en niveles de fines de 2006, al tiempo que Macri nos deja con un PIB per cápita similar al de 2007. Literalmente perdimos 13 años.

Fuente: Contraeconomía