Fecha: 2019-02-07 03:09:39


Un despacho desde Davos, Suiza


Desde donde se marca el futuro. Qué nos depara este 2019. Nomi Prins y una cobertura especial

Fue mi primera cobertura periodística en el exterior. 

Era enero de 2002 y me trasladé a la ciudad de Porto Alegre, en Brasil, para seguir los acontecimientos del primer “Foro Social Mundial”. 

Porto Alegre era una de las alcaldías más fuerte del Partido de los Trabajadores, y había ganado preponderancia entre la izquierda internacional por lo que se conocía como “democracia participativa”, que a grandes rasgos consistía en consultar con la población de la ciudad sobre la distribución de las partidas presupuestarias: cuánto destinar a salud, educación u obras públicas, por ejemplo. 

Entonces, el movimiento apuntaba a presentarse como un espejo del Foro Económico Mundial que en esa misma fecha cada año se lleva a cabo en la rica ciudad de Davos, en Suiza, una especie de “reunión del Mal” desde el punto de vista de lo que pasaba en Brasil. 

Así es como a Porto Alegre llegaron representantes de cientos de organizaciones sociales del mundo entero, con el objetivo de discutir propuestas alternativas de desarrollo. 

También grandes “estrellas”, como el lingüista Noam Chomsky o el entonces dirigente cocalero Evo Morales. 

Pero en ese enero, hace 17 años, quien se llevó todos los focos fue el local Luiz Inázio Lula da Silva. 

Derrotado en tres ocasiones consecutivas en las elecciones presidenciales en su país, por primera vez parecía que podía lograr su objetivo en las elecciones de octubre de ese año. 

No recuerdo la cantidad, pero eran miles y miles de personas las que asistieron a su discurso, donde prometía “hambre cero” para Brasil, entre los gritos de la multitud. 

En 2003, como lo había pasado muy bien en la cobertura anterior, volví. 

Ese año la “estrella” fue el entonces Presidente de Venezuela, Hugo Chávez. 

Pero quien brilló más, por el vacío que dejó, fue un ausente: Lula. 

Electo en octubre y a tres semanas de haber asumido, Lula no fue al Foro Social. 

Porque fue… a Davos. 

Duro baño de realidad para los miles de asistentes del encuentro en Porto Alegre: el idealista Lula debía ir a la “ciudad del pecado” a rendir pleitesía y prometer a los grandes bancos, fondos de inversión internacional y, en definitiva, a la élite global, que no haría ninguna locura. 

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde entonces: tras tres gobiernos y medio el PT fue eyectado del Palacio de Planalto y Lula se encuentra preso. 

Pero no es de lo que quiero hablar, sino subrayar la manera en que Davos marca la pauta del año. Es allí donde se marca la agenda y se dice lo que pasará y no pasará. 

Y Davos terminó este año con un sabor amargo. 

Fuente: El Inversor Diario