Fecha: 2019-05-13 02:30:05


El dengue hemorrágico, con certificado y contado por una de sus víctimas


Conmovedor relato del entrenador Pedro Albis, afectado por la enfermedad, que estuvo internado en grave estado en Salta capital.

De solo recordar que en Tartagal hicieron durante semanas cadenas de oración pidiendo por su salud, Pedro Albis no puede contener las lágrimas. Su estado emocional lo lleva desde la bronca hasta la sensibilidad absoluta por la experiencia vivida, en la que estuvo al borde de la muerte. Solo tiene palabras de agradecimiento "para mis amigos de Tartagal y para los médicos del Hospital del Milagro, que nunca me dejaron solo. Me tenían conectado a una máquina que me monitoreaba permanentemente y como nunca perdí la conciencia, en el momento en que el recuento de plaquetas llegó a 1.000, sentí que no tenía que perder las esperanzas en Dios" afirma profundamente conmovido este tartagalense de 50 años. El pasado 14 de abril comenzó con la sintomatología -confirmada por las autoridades de Salud de la capital provincial, pero desmentida por el ministro del área y por el propio gobernador de la provincia- de dengue hemorrágico.

Pedro Albis, después de cuatro semanas fue autorizado a volver a Tartagal "pero no estoy con el alta definitiva. Tengo que tomar todos los recaudos, hacer una dieta estricta y el viernes de esta semana tengo que volver a hacerme análisis para el recuento de plaquetas, además de seguir con otros estudios. Cuando estaba totalmente aislado yo veía que en mi pueblo se hacían marchas de protestas, cadenas de oración por mi salud y que las autoridades negaban que hubieran casos de dengue hemorrágico; tenía y tengo una mezcla de sentimientos, pero por sobre todo tengo el agradecimiento total a Dios porque estando en esa sala, aislado, con mi vida pendiendo de un hilo, supe que solo él podía salvarme y a esa esperanza me aferré", recuerda con voz entre cortada.

 

El certificado médico donde figura el caso de dengue hemorrágico. Agencia

Los primeros síntomas

El domingo 14 de abril, como todos los fines de semana, Pedro fue a jugar al fútbol, integrando el equipo de veteranos en la cancha del ACA, en la entrada sur de Tartagal. "Al terminar el partido comencé a sentirme mal; comencé a perder fuerzas. Cuando llegué a mi casa me di un baño, me tomé un té con limón porque pensé que me estaba engripando. Me acosté y a las dos horas me dolía el cuerpo como si me hubieran dado una paliza y tenía una fiebre que volaba; vino un amigo y me dijo "seguramente tenés dengue". Por eso me fui hasta el hospital Juan Domingo Perón, a la guardia. Me vio una médica, me indicó que compre una tableta de paracetamol y me ordenó reposo".

Albis, un hombre deportista y de buena calidad de vida, recuerda que "me la aguanté, pero el miércoles a la noche tosí y vi que me salía sangre de las encías y por las fosas nasales; el jueves me hice el primer análisis en el hospital y me dijeron que sobre 150.000 plaquetas, que era lo normal, yo tenía solo 30.000. Me sentía muy mal y comencé a asustarme porque arrojaba coágulos de sangre por la garganta y la nariz, y cuando el viernes me hicieron un nuevo recuento de plaquetas, bajaron a 10.000, hasta que a la noche llegué a 1.000".

Albis recuerda que siempre estuvo consciente "por eso el Dr. Pedro Urueña, a quien le agradezco su atención y su sinceridad (subgerente del hospital de Tartagal), me dijo: "El virus te está matando y si hacés un paro o una convulsión por la fiebre no voy a poder salvarte', así que pidió el avión sanitario y me trasladaron a Salta".

Aislado y sin ningún familiar cerca

Albis recuerda que “el vuelo sanitario llegó a la ciudad de Salta el viernes como a las 7 de la tarde, y cuando me ingresaron al Hospital del Milagro me di cuenta de que algo estaba muy mal; mi hija estaba esperando que yo llegue y un médico del equipo que me estaba esperando ordenó que ‘no se acerque ningún familiar’; yo no me había dado cuenta, seguramente por mi estado, pero había sangrado todo el vuelo. Me llevaron urgente a la unidad de aislamiento y comenzaron a administrarme plaquetas. Si bien las muestras de sangre se hacían por horas para confirmar la patología de dengue “los médicos me explicaron que el virus necesitaba 7 días para arrojar el resultado positivo, por eso la primera prueba que se me hizo en el Hospital del Milagro dio negativo. Recién el análisis del 24 de abril y que se hizo en el IMAC, dio resultado positivo para dengue y zika.

No se aceptan dadores de sangre del norte

Albis asegura que hubo una puesta en escena de lo que pasa en Tartagal

 Albis recuerda algo que es más que conocido por los tartagalenses: que los dadores de sangre no pueden ser del norte de la provincia -de los departamentos San Martín, Orán o Rivadavia- por el riesgo de que estén infectados con el virus, por eso muchos amigos y conocidos del entrenador “no podían donar porque no los aceptaban. A mí me pusieron muchísimas unidades y necesitábamos devolverle al banco, pero como allí se sabe que de 10 tartagalenses por lo menos 8 tuvieron o tienen dengue, ningún vecino o amigo de mi pueblo era aceptado. Gracias a Dios mi hija, que vive y trabaja en la ciudad de Salta, en el Ejército, pudo conseguir esos 30 dadores entre sus compañeros, que no son del norte de la provincia, y pudimos devolver la sangre que me dieron a mí”. 

 Seguramente fue su actividad deportiva y su vida sana lo que posibilitó que Albis hoy pueda contar su experiencia, porque como él mismo lo relata, “era tanto el dolor físico que ya no podía soportarlo. Pero el equipo de salud me daba aliento y me decía que aguante, que ya iba a mejorar, que tenía que seguir peléandola. En un momento me explicaban los médicos del Hospital del Milagro, mi médula osea no fabricaba plaquetas y por más sangre que me ponían yo seguía grave, a pesar de que estaba totalmente consciente, porque nunca perdí el conocimiento. En ese momento comenzaron a administrarme nuevos medicamentos y gracias a Dios mi organismo comenzó a tener un comportamiento diferente”. 

 Albis se lamenta “de solo pensar la diferencia en la atención que tenemos en el interior a la que se tiene en capital, me da tanta impotencia, me produce tanto dolor porque no debería ser así, y no es tema de los médicos o del personal, porque hacen lo que pueden, pero no tienen medios. Pero que las autoridades hagan una puesta en escena para sacarse fotos diciendo que en el hospital Perón está perfecto, todo ordenado, limpito, lleno de medicamentos, cuando todos sabemos que es mentira, es lo que más me duele como tartagalense. Dios me salvó para que pueda contarlo; si me moría iban a decir que tuve un paro cardíaco y de esa forma iban a justificarlo”.

Fuente: Diario El Tribuno